A la caducidad de algunas formas del arte, esta fábula de Millhauser opone el impulso eterno y peligroso de crear maravillas: "August tenía la ambición de insertar sus sueños en el mundo, y si eran sueños errados los soñaría solo". Una asombrosa elegía al poder de la imaginación, obra de uno de los mejores escritores vivos. Ed. Interzona 2005 Muy buen estado $ 35